Bloomberg: Cómo Trump consiguió un aliado caribeño en su guerra marítima antidrogas
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En un día despejado, desde la costa norte de Trinidad se puede ver a lo lejos la vecina Venezuela. También se divisa el contorno difuso de una plataforma de gas cerca de un yacimiento marítimo. Pronto, también se podría ver el portaaviones más grande de Estados Unidos.
Por Bloomberg
El presidente Donald Trump está enviando recursos militares al sur del Caribe como parte de una lucha contra los narcotraficantes de Venezuela. En la mira de EE.UU. están el autócrata de Venezuela, Nicolás Maduro, y, cada vez más, el presidente de izquierda de Colombia, Gustavo Petro. Les culpa de permitir el flujo de drogas ilícitas hacia las costas estadounidenses.
Pero la campaña militar también está agitando a un aliado: Trinidad y Tobago. La pequeña nación caribeña formada por dos islas es un proveedor clave de gas, productos petroquímicos y fertilizantes para EE.UU. y Europa. La primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, que asumió el cargo hace seis meses, ha apoyado los ataques estadounidenses contra los presuntos traficantes y ha desestimado las críticas —incluidas las de los pescadores, que temen ser confundidos con contrabandistas— que afirman que socavan la soberanía del país y violan las leyes internacionales.
Según ella, la ofensiva estadounidense ayudará a frenar el flujo de drogas y armas que ha convertido a Trinidad, con una población de 1,5 millones de habitantes, en uno de los países con la mayor tasa de homicidios del mundo.
Su apoyo a Trump es también una apuesta por que Washington pueda desbloquear las vastas reservas de gas venezolanas que su país necesita para abastecer a un enorme centro de procesamiento de Shell Plc y BP Plc, ya que sus propios suministros están disminuyendo.
Hasta ahora, esa apuesta está fracasando. Para castigar a Trinidad por su apoyo a la presencia militar estadounidense en la región, Venezuela revocó el lunes los acuerdos energéticos —que afectan principalmente a Shell y BP— que habrían abastecido a sus industrias ávidas de gas, lo que eleva el costo económico de su alianza con la Casa Blanca.
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