A pesar de los ataques de Lula, las reformas monetarias de Bolsonaro se mantienen y evitan que estalle la inflación en Brasil
La tasa de inflación interanual cayó al 3,4% según los primeros relevamientos de alta frecuencia para junio, consolidando el proceso de desinflación de los últimos 12 meses. La Ley de Autonomía de Bolsonaro lo hace posible, logrando resistir todos los embates de Lula.
La economía de Brasil se dirige a consolidar una situación de estabilidad de precios como no se veía desde antes de la pandemia. A pesar de la monetización de amplios paquetes fiscales de emergencia en 2020 (como ocurrió en todas partes del mundo), la lucha contra la inflación en Brasil obtuvo resultados prometedores con respecto a otras economías del mundo.
El Índice de Precios al Consumidor Amplio-15 para el mes de junio, una suerte de adelanto a lo que va a ser el IPC oficial, marcó una suba interanual de tan solo el 3,4% en los últimos 12 meses. Los precios minoristas aumentaron solamente un 0,04% en junio con respecto al mes anterior. En lo que va del año se acumula una suba del 3,16%.
La principal razón tras el éxito es la Ley de Autonomía del Banco Central, impulsada y firmada por el expresidente Jair Bolsonaro a principios del año 2021. Esta maniobra supuso un shock de credibilidad para el presidente de la autoridad monetaria, Roberto Campos Neto, que ocupa ese lugar de forma ininterrumpida desde febrero de 2019.
En un régimen de metas de inflación en donde la principal herramienta del Banco Central es el control de la tasa de interés (la cantidad de dinero se vuelve endógena y responde en consecuencia), las expectativas de inflación ocupan un rol fundamental para determinar el éxito o el fracaso del programa.
A pesar de mantener un clima de relativa estabilidad desde el lanzamiento del Plan Real, la credibilidad del Banco Central de Brasil y el éxito de sus sucesivos programas de metas de inflación fue relativo, y desde la década del 2000 no se logró converger hacia una tasa de inflación con estándares internacionales (en torno a 2% anual). Se trata del mismo problema que sufren otros países en la región como por ejemplo Uruguay.
La reforma de Jair Bolsonaro sentó un precedente legal que consolidó la reputación del Banco Central. El éxito de la reforma otorgándole autonomía a la entidad monetaria está siendo puesta a prueba con la asunción de Lula da Silva al poder, ya que a pesar de sus reiterados boicots y todos sus embates en contra del accionar de Campos Neto, ninguno de estos intentos se acercó a influir en la política monetaria del bolsonarista.
En otras circunstancias, el presidente Lula habría podido remover a Campos Neto sin mayor oposición, y se habría valido del Banco Central como un apéndice más de la agenda económica del socialismo brasileño, pero dicha ley requiere una mayoría especial en el Senado para cambiar al jefe del BCdoB.
La tasa de política monetaria SELIC se encuentra apostada en el 13,75% anual, muy por encima de la tasa de inflación oficial. Y esto se debe a la necesidad de generar una reputación que pueda perdurar en el tiempo, una maniobra para anclar las expectativas de forma definitiva para terminar asegurar una tasa de inflación con estándar internacional para los próximos años.
Aún así, las expectativas de mercado anticipan que la tasa SELIC podría verse rebaja al 12,75% para fin de año, y hasta el 9,4% para 2024. Se proyecta una tasa de inflación anual del 5% para este año, y un 3,98% al término de 2024.
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